El mundo que habitamos

En el último mes y medio han ocurrido dos hechos luctuosos cuyo tratamiento informativo induce a reflexionar sobre el camino por el que estamos llevando a la sociedad en la que vivimos y hacia donde nos conduce; me estoy refiriendo a los fallecimientos de Eduardo Punset y José Antonio Reyes, en ambos casos pérdidas dolorosas para sus familias, amigos y, yo diría más, para la sociedad de la que formaban parte.

Como casi todos recordarán Eduardo era un escritor y divulgador científico, de reconocido prestigio, que también había dedicado una parte de su vida a la política activa, yo tuve el placer de conocerle personalmente, en los tiempos en los que ser político aún no era una profesión si no un servicio a la sociedad; por su parte José Antonio era un magnífico futbolista profesional, desde una edad muy temprana, de larga trayectoria. A parte de la actividad profesional que desarrollaron en vida las grandes diferencias entre ambos fueron la edad a la que nos abandonaron (82 años Eduardo y 35 años José Antonio) y la forma de morir (en el silencio de la enfermedad el primero y con la espectacularidad de un accidente de tráfico el segundo); ambos murieron como vivieron, discretamente el primero y con toda la resonancia posible el segundo.

El morir “en la flor de la vida” y de la forma sorpresiva y espectacular que lo hizo puede hacer entendible un tratamiento informativo más llamativo en el caso de José Antonio pero creo que no entra dentro de la lógica que, durante casi una semana, haya abierto todos los telediarios de todas las cadenas de TV y todas las primeras páginas de los periódicos, dedicándole un tiempo y un espacio cuando menos excesivo. Entiendo que el futbol profesional, en la actualidad está sobredimensionado pero al fin y al cabo no es más que un espectáculo que, a la sociedad, solamente le aporta entretenimiento mientras que las actividades de Eduardo, aunque menos espectaculares, aportan a la misma formación, cultura y una proyección hacia un futuro mejor.

¿Por qué entonces, a la hora de los homenajes y recuerdos, primamos al mundo del espectáculo de entretenimiento frente al de la formación y la cultura cuando el segundo es el que realmente  va a hacer que la sociedad avance y evolucione?. ¿Cuándo vamos a ser capaces de darnos cuenta de que hay que luchar por las cosas verdaderamente importantes de la vida?. En este caso ¿no tendrá mucho que ver las ingentes cantidades de dinero que mueve el mundo del futbol y los beneficios que genera?.

Indudablemente que también me estoy dirigiendo al ciudadano de a pie pero básicamente mi crítica es para los grandes medios de comunicación que son capaces de sobredimensionar cualquier situación y con ello mover a las masas siempre que piensen que así pueden obtener un rédito económico. ¿NO PODRÍAMOS LLAMAR A ESTO MANIPULACIÓN? Supongo que igual que a tantas y tantas otras cosas que «ocurren» en este MUNDO QUE HABITAMOS.

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