Las entrañas

Esta mañana cuando, leyendo “El Correo”, me he encontrado con esta viñeta de Zulet han terminado de triunfar en mi las ganas de escribir sobre la gestión de todos los acontecimientos derivados de la desgraciada situación que nos ha atropellado en los últimos 15 días. Todo lo que leáis a continuación está escrito desde el máximo respeto y, al igual que Zulet, quiero trasmitir mis condolencias a la familia de Julen por su muerte (se muy bien lo que esta situación significa porque desde mi profesión de médico me ha tocado acompañar a familias en un trance similar aunque por motivo distinto) y mi agradecimiento, por su esfuerzo y dedicación, a todos los que han participado en el rescate de su cuerpo.

Soy consciente de que habrá gente que me entenderá y le parecerá bien y otra que, con sensibilidad distinta tan legítima como la primera, le parecerá que todo está correctamente hecho y que si hubiera sido hijo mío estaría hablando de distinta forma pero, a pesar de todo ello o quizás por eso mismo, creo que es mi obligación continuar haciéndolo.

En primer lugar me gustaría poner encima de la mesa el tratamiento informativo que han dado los medios de comunicación y la espectacularidad de la retransmisión en directo que ha invadido nuestras casas y nos ha atropellado durante 15 días y  va a continuar haciéndolo durante bastantes más aunque sea con menor intensidad. SEGÚN LA RAE INFORMAR ES DAR NOTICIA DE ALGO; yo soy un ferviente defensor del derecho a la información pero entiendo, creo que con lógica, que ese contar minuto a minuto un suceso (por muy interesante que pueda parecer), incluyendo especificaciones técnicas, a través de entrevistas a expertos, para personas que no están cualificadas para entenderlo es una práctica que, en lugar de simplemente informar, busca despertar el morbo y estimular las audiencias con el consiguiente aumento de los ingresos de las cadenas derivado de la curiosidad generada. Como ejemplo imaginaros que en una intervención quirúrgica se da un tratamiento informativo similar ¿qué nos parecería?; lo lógico y de sentido común y siempre que se tratara de una persona de relevancia social (respetando su derecho a la intimidad) sería decir que se iba a realizar dicha intervención y posteriormente que se había realizado acompañándolo del resultado tanto si es positivo como negativo. ¿Recordáis alguna vez que hayan retransmitido en directo todo lo que significa, también desde quirófano, una operación de trasplante de corazón?, y también está en juego una vida. ¿Por qué en este caso no se ha actuado de igual manera?. De verdad ¿creéis que todo esto que hemos sufrido se puede defender como libertad de información o más bien es un recurrir a las “entrañas” de los ciudadanos por intereses personales y económicos?. Ya se que el hilo que separa el derecho a la libertad de información y el abuso de dicho derecho, como en otros muchos casos, es muy fino y difícil de regular porque podemos llegar a coartarlo pero algo tenemos que hacer para evitar situaciones de este tipo. Yo creo que informar no es retransmitir en directo todo lo que ocurre en el ámbito de la sociedad; informar es decir escuetamente lo fundamental de los sucesos que tienen interés y son importantes para la sociedad, en este caso que el niño se ha caído, lo qué van a hacer para recuperarlo, una reseña de cómo van los trabajos y el resultado final de los mismos incluyendo el de la investigación judicial si esta existe. Todo esto se puede conseguir con un máximo de 5-10 minutos diarios y no significaría una vulneración del derecho a la información.

La segunda parte de mi comentario no tiene nada que ver con el tratamiento informativo si no con la segunda parte de la viñeta de Zulet: ¿en qué sociedad vivimos que somos capaces de vibrar con un suceso como éste y, sistemáticamente, actuamos como los 3 monos (tapándonos los ojos, los oídos y la boca) cuando se trata de la muerte de decenas de niños en las aguas del Mediterraneo y la tortura y muerte de miles en sus países de origen en el África subsahariana? Ya se que muchos de vosotros me diréis que eso no tiene nada que ver con nosotros y que no podemos hacer nada para evitarlo; permitidme que discrepe y deje aquí una serie de preguntas y mi pensamiento sobre ellas. ¿Creéis que todos esos países son áridos y sin ningún tipo de riquezas naturales (minerales, diamantes, etc.)? ¿Creéis que todas esas riquezas no se están extrayendo? Y una vez extraídas ¿a dónde van a parar los beneficios? Ahora va mi visión que no es un pensamiento si no una realidad: las riquezas que tienen en su territorio esos países es mucho más de lo máximo que nos podamos imaginar y, por supuesto, se están extrayendo y los beneficios terminan en nuestra sociedad occidental «civilizada» a través de las grandes multinacionales dejando a los habitantes de estos países en la más absoluta pobreza y en manos de crueles dictadores protegidos (por la sociedad occidental) que los esclavizan, los violan y los matan. ¿Entendéis ahora que sí tenemos que ver con ello, que sí podemos hacer algo, yo diría que tenemos la obligación de hacer algo? Incluso se puede decir que somos más responsables de lo que les ocurre a estos niños que de lo que le ha ocurrido a Julen. Si tu vivieras en uno de esos países con un hijo y una hija de en torno a 9 años sabiendo que hacia los 11 años ella va a terminar violada y él con un fusil en la mano matando gente, ¿te quedarías allí o saldrías corriendo con ellos aunque murieras por el camino? Entiendo que tenemos una tendencia innata a que nos despierten más la sensibilidad los sucesos traumáticos próximos que los lejanos pero tenemos que luchar para sensibilizarnos e intentar evitar todo aquello que dañe a las personas, sean de donde sean y estén a la distancia que estén; si, además, la sociedad de la que formamos parte es, en gran medida, la responsable, MUCHO MÁS.

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