Las defensas

Ya estamos en Primavera y, como corresponde, todos los seres vivos actúan en consecuencia, las plantas brotan, los animales se emparejan y la vida se hace más presente por todas partes; como corresponde al momento de calentamiento climático, que hemos ocasionado con nuestro comportamiento irresponsable, todo se ha adelantado manifiestamente con los riesgos que ello comporta.

En los últimos días nos hemos encontrado, en los medios de comunicación, la noticia de que en Barcelona varios niños prematuros extremos (menos de 6 meses de gestación y 500-600 grs. de peso) han muerto derivado de infecciones; han empezado a aparecer las críticas y los profesionales médicos han explicado que, en el momento actual, en torno al 80% de esos niños sale adelante y que el riesgo deriva de que el sistema inmunitario aún no está desarrollado convirtiéndolos en presa fácil para las bacterias oportunistas.

Esta mañana cuando he salido de casa, a través del parque, he asociado instintivamente a noticia de los prematuros con la llegada de la Primavera. Hacía bastante viento y en el suelo había abundantes hojas jóvenes secas derivado de las heladas de los días pasados, pero lo que verdaderamente llama la atención es que las únicas hojas que se han secado son las de los plátanos que estaban recién brotadas mientras que las de los castaños ya en una fase más avanzada no han sufrido deterioro alguno.

La conclusión parece obvia; en una fase muy primaria de desarrollo la capacidad de los seres vivos de enfrentarse con éxito a agresiones externas está muy limitada y, por tanto, las posibilidades de supervivencia disminuyen manifiestamente, por lo menos en la naturaleza pura y dura con sus reglas impresas desde la noche de los tiempos e inmutables a pesar que nosotros hagamos auténticos esfuerzos para quebrarlas.

Parece lógico que las sociedades democráticas en las que vivimos, que deberían nutrirse de estos principios de la naturaleza, miméticamente con ella, tendrían que comportarse de igual forma; ser más vulnerables en los primeros tiempos, después de la salida del invierno dictatorial, e irse fortaleciendo con el paso del tiempo, la formación en libertad (igualdad de oportunidades con independencia del nivel económico), la solidaridad y la justicia social.

Esa era la impresión que yo tenía hasta los acontecimientos con los que nos ha tocado convivir, tanto en España como en un porcentaje alto del resto de países formalmente democráticos; la extrema derecha con su populismo se ha instalado en la mayoría de los países europeos, Brasil ya lo gobierna y, para colmo, en EEUU nos encontramos con un ególatra multimillonario, elegido por ellos pero con una capacidad de influencia en el resto del mundo tremenda, que yo creo sólo piensa en sus propios intereses. Con este cuadro global las expectativas no son muy halagüeñas pero lo peor es que en este país que nos ha tocado en suerte la cosa empeora por la llegada a la cúpula de políticos insensatos, poco formados y que sólo piensan subirse al poder a costa de lo que sea; mienten por sistema, no tienen ningún proyecto socialmente asumible y su obsesión es derribar al de arriba para colocarse ellos en su lugar. ¿A que os recuerda al comic de IZNOGUD EL VISIR que “QUERÍA SER CALIFA EN LUGAR DEL CALIFA”?.

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