La Libertad

Bonita palabra, profunda, querida por todos, vituperada por muchos y con un significado totalmente distinto según quien hable de ella. Hay una gran mayoría de la gente a la que se le llena la boca cuando la pronuncia y realmente de lo que está hablando es de lo que cree su propia libertad y no sabe, o no quiere saber, lo que realmente significa LA LIBERTAD; con mayúsculas y en el más amplio sentido del término.

Hay dos películas, que yo consideraría de culto, de una época de la historia en la, posiblemente, se luchó más para defender la posibilidad de poder disfrutar de un bien tan preciado y, desgraciadamente, tan escaso a pesar de que pensemos que la tenemos en nuestras manos. En ambas podemos encontrar motivos de reflexión. VIVA ZAPATA cuenta con mayor o menor acierto una parte de la vida de Emiliano Zapata (posiblemente uno de los revolucionarios más transparentes de México); en ella hay una frase que induce a la reflexión “la revolución es revolución hasta que llega al poder, entonces se convierte en poder”. LOS PROFESIONALES, de la misma época y sin ningún personaje reconocible, no se queda atrás “cuando cesa el ruido de los rifles y se retiran los cadáveres, llegan los políticos y el resultado es siempre el mismo: una causa perdida”.

A lo largo de toda la historia se ha luchado y se ha muerto por la libertad pero en cada época, independientemente de que se consiga o no el objetivo, esa lucha era por algo distinto: los esclavos romanos de Espartaco querían la libertad de poder volver a sus tierras de origen, los negros norteamericanos querían ser equiparados a los blancos libres, los campesinos de la revolución mexicana querían poder cultivar las tierras para ellos y hoy en día la lucha continua para poder alcanzar libertades que entonces eran impensables.

El gran problema está en que los actuales “amos” han aprendido a esconderse y a vendernos una libertad que no es real y que hace que una gran mayoría de la población ni siquiera se cuestione si es realmente libre por que lo da por supuesto ya que tiene capacidad de decisión entre lo que realmente le permiten los “amos”.

Nos parece que somos nosotros los que elegimos a los que nos gobiernan y realmente lo que hacemos es decidirnos por la opción que consideramos menos lesiva, opción que posteriormente va a legislar para que cada vez tengamos menos posibilidades de salirnos del guión que ellos marcan y así poder continuar siendo los “amos” y cuando nos damos cuenta y decidimos cambiar los nuevos actúan de la misma forma entrando en una espiral de la que es imposible salir.

Siempre he creído que la libertad va ligada al conocimiento; a más conocimiento, más posibilidades de libertad. Si nunca has salido de una habitación y no conoces otra cosa te puedes considerar libre por que nadie te impida hacer lo que estimes oportuno allí dentro pero ¿eres realmente libre?.

Por ahí va la esclavitud de nuestros tiempos; los actuales y poderosos “amos” del mundo, absolutamente desconocidos, planifican meticulosamente el grado de esclavitud que puede soportar cada sociedad, en función de los conocimientos que de que dispone y las manipulaciones que ellos realizan, consiguiendo que existan 1º, 2º, 3º mundos y que los más desfavorecidos luchen por incorporarse a los más avanzados mientras éstos tratan de impedirlo y entre tanto esos “amos” crueles continúan con su vida anónima jugando su partida de ajedrez en la que poco les importa que mueran las fichas que utilizan, porque para ellos no son más que eso: FICHAS SIN VALOR.

Hace tiempo un cómico dibujaba un escenario que creo refleja la realidad con bastante fiabilidad. En dicho escenario hay un techo opaco que impide ver lo que sucede más arriba; por encima del techo se encuentran una serie de sujetos totalmente invisibles para el resto, pegadas por debajo hay una serie de luces, revoloteando a su alrededor una serie de mariposas más o menos grande según el momento y a ras de suelo un enorme rebaño de ganado lanar (borregos). La interpretación del escenario me imagino ya la habrán intuido: los sujetos por encima del techo son los “amos” del mundo que deciden impunemente sobre todos los demás, las luces son los políticos que obran al dictado, las mariposas son los que se lucran de todas las decisiones y el rebaño del suelo somos el resto de los ciudadanos que sólo contamos mientras somos útiles.

Mientras este escenario se mantenga el hablar de libertad es una quimera, podemos decir que disfrutamos de un grado de esclavitud más o menos confortable pero solo podremos ser considerados esclavos de verdad el día en que renunciemos a luchar por la libertad. Si somos capaces de esforzarnos en la solidaridad, el respeto y la adquisición de conocimientos, pensando en la colectividad y no en el individuo, cada día estaremos un poquito más cerca de conseguirlo.

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