¿Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo vamos a continuar teniendo que soportar las actitudes de los políticos y de los medios de comunicación con sus comentarios en los periodos electorales?; por cierto que, si os habéis dado cuenta, cada vez se alargan más (antes y después) y la agresividad y las mentiras van en aumento a una velocidad impresionante. Os doy mi palabra de que, cuando me pongo a hablar con alguien conocido, tengo que hacer un esfuerzo de análisis tremendo sobre su forma de pensar, antes de iniciar la conversación, para no ofenderle o terminar discutiendo. ¿No os pasa a vosotros lo mismo?

En primer lugar vamos a exponer claramente lo que yo entiendo que es una sociedad y como debe funcionar en los momentos evolutivos actuales (2023). La RAE en el punto nº 1 dice, y yo estoy totalmente de acuerdo, que una sociedad es un “Conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes” y, lógicamente, esas normas deben ser lo suficientemente coherentes y justas para que TODOS sus miembros puedan disfrutar de la mayor calidad de vida posible, sin que lo impidan algunos de ellos en los momentos que tienen esa opción; en definitiva que se evite la aparición de “LA EXPLOTACIÓN”, tanto por parte del que tiene poder para practicarla no abonando un salario justo por el trabajo realizado, como por parte del que  tiene que realizar dicho trabajo y, sin desarrollar función alguna exige que se le abone como si la desarrollara. Con esto no pretendo comparar las dos actuaciones volumétricamente, intentando justificaciones ridículas, puesto que la primera se produce habitualmente en un volumen mucho mayor, sino la actitud de abuso de ambos que buscan exactamente lo mismo; “aprovecharse del esfuerzo de los demás”. Esa coherencia y justicia de las normas y su respeto o abuso, es lo que hace evolucionar a la sociedad hacia un futuro mejor o peor para todo su conjunto.

Todo este conjunto de normas parten de la administración de la sociedad, “controlada” por los políticos que son botados por los ciudadanos y aquí es donde empieza el problema.

Siempre he tenido el convencimiento, creo que con toda la lógica del mundo, de que son los ciudadanos los que deben marcar el camino a seguir por la sociedad en la que habitan y, por supuesto, este camino debe facilitar una calidad de vida digna a todos, evitando los abusos de unos sobre otros y eso se consigue con unas normas justas; estas normas se diseñan en el Parlamento por los políticos elegidos democráticamente en los momentos que marca la ley (elecciones) en base a su proyecto programático (para el buen y justo funcionamiento de la sociedad) hecho público y defendido durante la campaña electoral. Una vez finalizado ese periodo legislativo (en España 4 años) se convocan nuevas elecciones y es ahí donde cada ciudadano debe hacer un análisis en profundidad sobre si, el partido al que votó, ha cumplido con lo que prometió con anterioridad y si no lo ha hecho retirarle el voto para el siguiente periodo.

Y aquí es donde aparece el gran problema: los partidos, que antes esbozaban un apunte de mini-programa que después incumplían, ahora ya ni lo necesitan viendo la actitud de sus votantes, y se dedican a atacar al contrario diciendo lo peor de él. Con esta actitud cada ciudadano dice que él vita a los suyos y ahí se acabó todo; la actitud de ambos (políticos y ciudadanos) demuestra que sus intenciones no las toman para mejorar la sociedad si no para su propio beneficio. Y ESTO, A LOS QUE PENSAMOS EN EL BUEN FUNCIONAMIENTO DE TODOS. ¡¡¡NOS HACE MUCHO DAÑO!!!    

En realidad, viendo la evolución, todo nos lleva a pensar que cada vez vamos a peor; y esto no es ser pesimista sino realista. 

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