De regreso de un viaje de fin de semana, después de comer, me he sentado a descansar con la televisión puesta y cuando me he despertado tenía delante de mí la película Robin Hood de Ridley Scott en el momento que el protagonista se está dirigiendo al rey Juan Sin Tierra, diciéndole que un rey sería grande y querido por su pueblo si lo tratara con justicia y le permitiera vivir de su trabajo y en sus casas; en definitiva que pudieran tener libertad. La respuesta de Juan, que se consideraba investido por Dios, os podéis imaginar cual fue.
Posiblemente en otro momento esto no me habría hecho reflexionar, la anécdota habría pasado al “limbo de los justos” y esta reflexión nunca se habría escrito. Pero por algún motivo mi mente estaba lúcida e hizo la proyección temporal que me ha llevado a ponerme delante del teclado.
Han pasado cientos de años desde aquella época y si analizamos las cosas en profundidad la sensación que da es que no hemos avanzado tanto; posiblemente en terminología sí (ya no hay reyes absolutos) pero en todo lo demás aun nos queda mucha lucha por delante. Analicemos una a una las condiciones que enumera para que un rey sea grande y amado por su pueblo.
REY: En las llamadas sociedades avanzadas actuales que conservan la monarquía, ésta no tiene nada que ver con aquella; su función es meramente institucional, dar cohesión y representar al estado. En ningún momento tiene funciones de gobierno. Las decisiones que verdaderamente afectan a los ciudadanos (súbditos) las toman los verdaderos reyes actuales que son los políticos (por supuesto controlados por las grandes corporaciones económicas que son las que realmente deciden) y éstos, aunque sean elegidos por los ciudadanos, en realidad tienen un comportamiento similar a los reyes medievales y sólo se preocupan de sus propios intereses, olvidándose del bien común. La única diferencia que tienen es que mientras en la época medieval, para imponerse, lo importante era la fuerza de las armas, éstos manipulan y contaminan; en definitiva usan la educación y la publicidad para que todo el mundo crea que lo que hacen es lo bueno y, cuando esto les falla, controlan la justicia para que no les pueda pasar nada.
VIVIR DE SU TRABAJO: Aparentemente este concepto ha evolucionado mucho pero si hacemos un examen profundo nos lleva a la cruda realidad. En la Edad Media la casi totalidad del trabajo estaba en el cultivo de la tierra y el servicio a los nobles y en ambos casos todo estaba controlado por ellos y sólo te aportaban a cambio de él lo imprescindible para que pudieras seguir trabajando; si no tenías suficiente para comer y te pillaban matando un ciervo, habitualmente te costaba la vida. En el momento actual el control del trabajo lo tienen los nuevos nobles que son los que controlan la economía y, en función de sus posibilidades de obtener beneficios, ponen en el mercado puestos de trabajo pagándolos a la mínimo posible para que puedan seguir trabajando y consumiendo. En un porcentaje importante de los casos el vivir de lo conseguido con el trabajo es imposible y es necesaria la limosna de las ayudas sociales, con la sensación desagradable que generan en las personas, sin llegar a cubrir todas las necesidades.
SU CASA: No os asustéis, aquí no voy a hablar de ET. Durante las etapas un poco más “florecientes” económicamente se realizan auténticos malabarismos publicitarios para convencer a la gente de las bondades de disponer de casa propia y se facilita el acceso al dinero para su adquisición pero cuando el “florecimiento” se marchita y el orgulloso propietario no tiene posibilidades de hacer frente a la devolución del préstamo con sus intereses, no se le facilita (de alguna de las formas posibles) la solución si no que se le desahucia y como en ese momento la casa ya vale menos: 1- Pierde el dinero que ya ha pagado. 2- Se queda sin casa. 3- Continua debiendo al banco una cantidad.
LA JUSTICIA: En teoría funciona pero realmente la gente con pocas posibilidades económicas no tiene capacidad para acceder al asesoramiento legal de alto nivel (sus precios son prohibitivos) al que si tienen los poderosos y por lo tanto renuncia por el riesgo de tener que pagar, al final, las costas. En definitiva la ley no es igual para todos como nos venden.
LA LIBERTAD: A las Democracias actuales se les llena la boca de la libertad que se disfruta en ellas pero visto lo anterior difícilmente se puede sostener esta afirmación; la libertad se va incrementando con el conocimiento y a más conocimiento más libertad. Si a una serie de personas las obligas a vivir dentro de un recinto cerrado (pudiendo moverse a su antojo dentro de él) se creerán libres porque no conocen nada más que eso pero la realidad es muy diferente. Nos manipulan el conocimiento y con ello nos limitan la libertad.
Después de toda esta reflexión: ¿DE VERDAD CONTINUÁIS CREYENDO QUE HEMOS AVANZADO MUCHO DESDE EL SIGLO XIII?.
Os pido disculpas si os he “jodido” el día pero de vez en cuando hay que pararse un poco, reflexionar, decir ya basta y hacer algo para evitarlo; es la única forma que yo conozco para avanzar en la vida. GRACIAS POR AGUANTARME Y BUEN DÍA.