¿Por qué?

Dos palabras y seis letras que juntas son fundamentales y a las que no se da la importancia adecuada. Posiblemente sean, después de papá y mamá, las primeras que utilizamos en nuestra infancia y también las que más atormentan, cuando nos las dirigen, en determinados momentos de nuestra vida.

Buceando en los recuerdos he conseguido llegar a la primera vez que me hice conscientemente la dichosa pregunta: fue en plena infancia, en clase de religión cuando el profesor manifestó que ningún niño no bautizado podía ir al cielo y que pasaba directamente, si moría, al limbo de los justos y mi pregunta fue ¿por qué alguien que no ha tenido posibilidad de nacer en una familia cristiana era castigado?, pensé que era una injusticia y nadie me dio una explicación convincente; es dogma de fe (se cree por que Dios lo ha revelado).

Con posterioridad, a lo largo de la vida, el nº de veces que el ¿por qué? no ha tenido respuesta o ésta no ha sido sincera se ha incrementado hasta límites insospechados no sólo en temas religiosos (que también) sino en todas las actividades de la vida.

Este fin de semana, en un programa de radio he escuchado un comentario (en una tertulia sobre supersticiones) en el que se intentaba explicar de donde procedían y la conclusión era que, desde tiempos muy primitivos, cuando sucede un fenómeno extraño, agresivo para los hombres y desconocido siempre aparece alguien que le da una explicación e inmediatamente se convierte, a si mismo, en su intermediario; a mi esta reflexión me trajo automáticamente a la memoria a los “chamanes” de las tribus primitivas y posteriormente, cuando la evolución social fue avanzando, a las organizaciones sacerdotales que se han autotitulado intermediarios entre Dios y los hombres y que no admiten un ¿por qué? alegando dogma de fe, palabra de Dios, revelación divina o que lo escrito por el profeta es la única verdad; niegan el razonamiento, cuando se intenta aplicar a la religión, y proclaman que el método científico y la Fe son incompatibles, se aferran a su verdad considerándola absoluta y todo el que no la comparta es un hereje y, lo que es más grave, en ocasiones lo declaran merecedor de la muerte e incluso lo asesinan. Ejemplos de ello los hemos tenido, a lo largo de la historia, en todas las religiones y, por desgracia, en algunas perviven en la actualidad.

Yo creo que los únicos que aceptan las dichosas palabritas, por lo menos en el trabajo, son los investigadores porque si no se hicieran esa pregunta sería imposible que avanzaran pero imaginaros, por un momento, que pasaría si antes de tomar decisiones nos la hiciéramos todos, contestáramos con sinceridad y actuáramos en consecuencia: ¿por qué existe el maltrato, la esclavitud, la injusticia, el latrocinio sistemático a los pueblos y su posterior necesidad de emigrar o morir, el engaño, etc.?. ¿No creen que conseguiríamos un mundo más habitable que el actual?. Y LA VERDAD ES QUE NO PARECE TAN DIFICIL SI DEJAMOS DE LADO EL EGOISMO.

A pesar de que soy consciente de que eso va ha ser imposible y que vamos a tener que vivir en este mundo que tenemos: OS DESEO A TODOS LA MAYOR FELICIDAD POSIBLE PERO NUNCA OLVIDEIS QUE LA VERDADERA SE CONSIGUE HACIENDO FELICES A LOS QUE NOS RODEAN.

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