Va por ti, Adolfo

Quizás os preguntéis porqué abordo tan tarde este tema, cuando ya se han corrido regueros de tinta, pero he querido esperar a que sedimente todo y hacerlo desde la intimidad de la relación personal que, aunque corta, aporta una visión, yo creo, enriquecedora.

Nos conocimos y convivimos, cara a cara, durante menos tiempo del que a mí me hubiera gustado pero, con los ratos de charla, en los lejanos tiempos de aquel maravilloso proyecto que era CDS, en lo que yo calificaría de tu madurez política y humana, hiciste que creciera hasta límites inimaginables mi sentido del respeto, la tolerancia, la solidaridad y el compromiso con los demás. Aunque sólo fuera por eso mi agradecimiento será eterno.

Soy futbolero, no taurino; puedo soportar un mal partido pero sólo disfruto en una buena corrida y, aun así, tengo que recurrir a expresiones del mundo de los toros, con toda su grandiosidad, porque son las que mejor pueden reflejar lo que pienso y siento en estos momentos de ti. Has realizado a la vida una faena, al lado de la que palidecería cualquier otra y es merecedora de los máximos galardones.

Te toco en suerte un “Vitorino” de colmillo retorcido y, gracias a los que te acompañaban y a los que tenías enfrente, te llovió, hizo frío y mucho viento, pero tú seguiste adelante rematando una tarde tan redonda que yo no recuerdo a nadie, al menos en 2 siglos, que haya conseguido algo así; sin embargo, al final de tu logro, no te permitieron salir por la puerta grande. Tuviste que tirar de tu dignidad y sentido de la responsabilidad y dejar el ruedo como si te lo hubieran llenado de almohadillas en una tarde nefasta.

La crueldad de la vida quiso que sólo empezaran a reconocer tu valor y esfuerzo cuando tu enfermedad ya no te permitía ser consciente de ello. Ahora, cuando físicamente nos has dejado, han montado la habitual parafernalia para demostrar que eran amigos tuyos y todos corren para ser los primeros en aparecer en la foto y hablar sobre lo que hiciste y con lo que ellos estaban de acuerdo; pienso que, siendo honestos, deberían manifestar que en los momentos que los necesitabas para seguir adelante estaban en contra (y no por ideología sino por intereses partidistas y personales) pero que con el paso del tiempo y la reflexión se han dado cuenta que tendrían que haber actuado de otra forma. Se pueden contar con los dedos de la mano los que han actuado así.

Tu concepto de la política (tu definición coincide con la mía “luchar por el bienestar de la sociedad haciéndolo prevalecer sobre los intereses personales y que así entendida posiblemente sea la actividad más noble del ser humano”), tu responsabilidad, tu sentido de Estado, en definitiva todo eso que te llevó hasta donde llegaste (y llegaste muy lejos) hoy hay que buscarlos no con un candil, como decía mi madre, sino con un foco de muchos lux de intensidad y, aun así son difíciles de encontrar.

Hoy he leído un artículo de opinión de J. M. RUIZ SOROA (no se si tuvo relación contigo o es sólo un ejercicio de ficción) en el que opina que todas las manifestaciones sobre ti son mero márketing, que tu no tenías nivel y que simplemente manejaste la fortuna del momento para tener poder. Yo creo que eso es un tremendo error, que para estar donde tu estabas, en disposición de hacer lo que hiciste, se necesita un nivel muy alto y para conseguir llevarlo a termino (con la “tormenta perfecta” en la que nos movíamos) hay que poner encima de la mesa mucho valor y entrega personal.

Este artículo ha traído a mi memoria una entrevista que le hicieron a Jack Nicklaus (posiblemente el mejor jugador de golf de la historia) y en la que una de las preguntas era que a quien consideraba el mejor pateador del mundo; respondió que había muchos (dijo que él también) pero en su opinión el mejor es el que mete el pat ganador (con toda la presión que eso significa). Yo añadiría que para tirar el pat ganador hay que jugar, previamente, un gran partido. Créeme Adolfo tu vida política (la personal es privada como tu decías) fue un gran partido y la culminaste con un pat de más de 40 mts que además embocaste. Eso siempre te lo agradecerán los ESPAÑOLES (por lo menos los millones de a pie). UN ABRAZO Y HASTA SIEMPRE.

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