Bla, bla, bla

Y bla, y tu más, y tú tienes imputados y juzgados en tu partido y yo soy transparente, con bolsillos de cristal y tengo publicado en la página web el patrimonio y los ingresos de los cargos públicos. Pero cuando lo lógico sería facilitar a los jueces el esclarecimiento de todas las sospechas, lo que hacemos es plantear todas las dificultades posibles para llegar a un punto en el que sea imposible, entre la demora y la manipulación, llegar a ninguna conclusión. ÉSTOS SON LOS POLITICOS QUE NOS HA TOCADO SUFRIR. Creo que, en la actualidad, en pleno siglo XXI y llenándosenos la boca de democracia, aún estamos a mitad de camino entre la dictadura y la democracia, y no sólo nosotros, sino todos los autotitulados países democráticos modernos; y digo a mitad de camino porque hemos conseguido poder elegir cada cuatro años (si no adelantan las elecciones) quién va a ser el que ejerza su dictadura sobre nosotros. Nuestro camino habrá llegado a su fin el día que, de verdad, esas personas elegidas libremente, actúen de acuerdo a los deseos y necesidades de los ciudadanos y no nos dejemos manipular asumiendo los pensamientos que a ellos les interesan.

Con anterioridad ya he expresado mi idea de que un país se puede equiparar a una empresa en la que los propietarios (en este caso los ciudadanos) ponen, por delegación, al frente de la administración a alguien experto y se supone que honrado; la gran diferencia está en que mientras la empresa busca los beneficios económicos, en un país los beneficios que hay que obtener son sociales. Partiendo de esta base, aparece el primer gran error que todos hemos asumido como verdad: EXISTE LA DERECHA Y LA IZQUIERDA.

Hecha esta división, se identifica a la primera con los que, dada su posición privilegiada, pretenden que todo siga igual (CONSERVADORES) y la segunda con los que, desde su posición desfavorecida, pretenden una evolución que los saque del abismo (PROGRESISTAS). No lo duden, cada ciudadano analiza en que posición se encuentra y no duda en alinearse con la corriente que él entiende va a ser más beneficiosa para sí mismo; salvo honrosas excepciones (que son eso, excepciones por su planteamiento ético) nadie se plantea su actitud desde el punto de vista del colectivo en el que vive. El razonamiento más común es: hago lo que más me beneficia y si, además, es bueno para la sociedad “miel sobre ojuelas”, en lugar de optar por el bien social para que luego éste revierta hacia ti.

Llegados a este punto, no nos debe extrañar que los políticos (que pueden ser corruptos y caraduras, pero no tontos) hayan pensado que si al ciudadano le es suficiente con depositar la papeleta cuando ellos lo digan ¿para qué darles más?, ¿para qué facilitar el que piensen y aporten?; digámosles lo que es bueno para ellos y si, por el camino es imposible realizarlo, ya buscaremos a quien echar la culpa y BLA, BLA, BLA..; y sea quien sea el elegido, la rueda sigue girando al mismo ritmo porque a quien puede hacer que cambie no le interesa que eso ocurra.

Esto ha sido así, y seguirá siendo en el futuro si no lo evitamos, como ha ocurrido a lo largo de los siglos con los impases de las revoluciones, que con todo el dolor y el odio que se libera en ellas parece que van a significar un gran salto y luego se queda en un pequeño pasito. No olviden nunca esta frase porque creo que es una de las verdades mayores que se pueden decir: “CUANDO CESA EL RUIDO DE LOS FUSILES Y SE RETIRAN LOS MUERTOS, LLEGAN LOS POLITICOS Y EL RESULTADO SIEMPRE ES EL MISMO; UNA CAUSA PERDIDA”.

Créanme si les digo que para salir de este círculo vicioso tenemos que empezar a dejar de usar la primera persona del singular (YO) y sustituirla por la primera del plural (NOSOTROS) y eso no se consigue de hoy para mañana, sino incorporándolo en nuestro ADN, y para llegar ahí tienen que pasar generaciones que hayan nacido y vivido con esa práctica como algo natural. Esperemos que algún día sea cierto; SOÑEMOS CON ESE MUNDO Y VIVAMOSLO DIA A DIA.

ÉSE SERA EL PRINCIPIO.

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