Gracias Carmen

Por todo: por ser nuestra amiga, por permitirnos durante más de un cuarto de tu vida intentar hacerte más fácil el vivir, por tus sonrisas, tu comprensión, tu serenidad y cariño aún en los momentos más duros, cuando poco podíamos hacer para mitigar tu sufrimiento; muy poca gente, a lo largo de toda su vida, es capaz de entender lo que todas esas cosas significan y lo que estimulan para superarse a un profesional que dedica su vida a intentar ayudar a los demás, y tú lo llevabas de serie.

Todos estos sentimientos y muchos más han venido a mi mente cuando esta mañana me he enterado que, al final, el agotamiento te había obligado a tirar la toalla (seguro que con dulzura, una sonrisa y agradeciendo a la vida el haber podido vivirla). Ser tu amigo y haber podido ayudarte ha sido, y continuará siendo en el recuerdo, un privilegio que siempre te agradeceré.

No sé si más allá de la muerte existe la “nada” o el “todo” pero, conociendo a personas como tú, la lógica te lleva a pensar que para que exista justicia debe ser el “todo” y eso es lo que yo te deseo con todo el cariño y respeto que siempre he tenido por ti.

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