La discriminación

Vamos camino de los dos meses desde el inicio de una de las más grandes barbaridades de los últimos tiempos: la salvaje invasión militar de un país libre (UCRANIA) y supuestamente democrático por su vecino (RUSIA), con un volumen increíble de asesinatos de personas inocentes, lo que ha originado los lógicos movimientos migratorios, de gran parte de sus habitantes, en busca de salvaguardar su vida.

Como es lógico los países próximos, y no tanto, se han apresurado a organizar todos los mecanismos de acogida intentando facilitar, en lo máximo posible, una nueva ubicación con bienestar de todas las personas que han tenido que salir huyendo para salvar su vida. Como es de suponer todo el mundo occidental ha apoyado este esfuerzo y manifiesta su orgullo por los resultados que se están consiguiendo y los medios de comunicación dedican un tiempo importante a la trasmisión, tanto del horror que significa la guerra como a la respuesta de acogida.

En el programa de entrevistas de Jordi Évole, uno de los participante (de etnia negra y de origen africano) puso de manifiesto e hizo una crítica a la diferencia de comportamiento de todos esos países entre este caso y el de la inmigración subsahariana hacia Europa.

Todo esto trajo a mi memoria una publicación mía anterior, escrita a raíz de un comentario del Secretario de Estado para la Unión Europea del Gobierno de Mariano  Rajoy en el que decía que los subsaharianos se echaban al agua en el Mediterraneo para que los rescatara la marina y los trajera a Europa; en ella le aconsejaba que antes hacer esas manifestaciones dedicara un poco de su tiempo, que le pagamos todos los españoles, a viajar por los países de origen y los que tienen que recorrer estas personas para informarse de los motivos que desencadenan dicha migración.

En realidad el comportamiento de los países europeos con esta inmigración africana es poner todas las dificultades posibles, vallas incluidas, y considerarlos como unos auténticos invasores que vienen a quitarnos nuestra comida; en ningún momento se les ocurre pensar y poner de manifiesto que, para que una persona abandone su tierra de origen y recorra miles de kilómetros en unas condiciones infrahumanas (muriendo por el camino muchos de ellos) tiene que haber un motivo muy importante. Por supuesto que nadie menciona la rapiña practicada sobre las riquezas de esos países (diamantes y minerales utilizados en las nuevas tecnologías) por las grandes compañías multinacionales de la sociedad occidental y para lo cual colocan dictadores sanguinarios que facilitan que a los 12 años, un volumen importante de las niñas ya hayan sido violadas y de los niños ya estén con un fusil en las manos matando gente.

De verdad ¿creen que esta segunda situación es menos horrorosa que la primera?, ¿por qué entonces la respuesta es tan distinta? En la primera se visibiliza todo el proceso, desde la causa asesina (luchando para solucionarla) hasta la acogida humanitaria, y la segunda (ya durante muchos años) se obvia la primera parte y se les trata de invasores en la segunda, ¿por qué los líderes mundiales, incluido el Papa, no denuncian y luchan en esta como en la primera para intentar solucionarla?, ¿no habrá una sensación de culpabilidad manifiesta en todos estos responsables públicos? Yo creo que esta segunda situación es, incluso, más grave que la primera por que los causantes de ella somos la sociedad a la que se nos llena la boca con las palabras DEMOCRACIA Y LIBERTAD y nuestro comportamiento es mirar para otro lado por que nos resulta más cómodo. Pensando un poco ¿NO CREÉIS QUE LA DISCRIMINACIÓN ES FLAGRANTE E INJUSTA? Y, por favor, no penséis en ningún momento que estoy pidiendo que se actúe distinto en Ucrania; lo que realmente pido es que se corrija el tratamiento, intentando la solución en origen, de la inmigración africana.   

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