La corrupción

En la anterior publicación, sobre la política y los políticos, “amenacé” con hablar de la corrupción pero no me imaginaba que lo iba a hacer tan pronto. El motivo de la inmediatez es el escándalo, recientemente denunciado por la responsable de recaudación de la Diputación, en el Gobierno de Navarra.

A lo largo de 2013 salió a la luz que responsables políticos del gobierno de Navarra (entre ellos la Presidenta Yolanda Barcina) celebraban en Caja Navarra , en una mañana, hasta 3 juntas simultáneas por las cuales cobraban unos 5000 € cada vez; la cantidad ya percibida por cada uno estaba en torno a unos 50.000-60.000 €. Una vez descubierta esta situación, Yolanda Barcina devolvió el dinero y  los juzgados archivaron la denuncia. Siempre me preguntaré ¿habría actuado la Presidenta igual si no se hubiera descubierto?, ¿habrían actuado igual los juzgados si un ciudadano corriente devuelve la cantidad robada cuando le descubren?.

El segundo episodio (de la semana pasada) es la denuncia, por parte de la responsable de recaudación de la Hacienda Foral, de reiteradas presiones, por parte de un miembro del Gobierno de la Sra. Barcina, para conseguir información fiscal sobre antiguos clientes suyos, información que podría ser utilizada a posteriori por dichos clientes para su propio beneficio.

Si estos fueran los únicos episodios descubiertos , durante un año,  entre nuestros responsables públicos, nos podríamos considerar afortunados y hasta felicitarlos. Otro tanto se puede decir de la Administración de Justicia, pues si hacemos un pequeño recorrido en el recuerdo nos encontramos con casos tan manifiestos como el de Roldán o Vera, ambos en la calle y, que se sepa, sin devolver el dinero; otros, como Matas, lo intentan vía indulto, cosa que es posible que  consigan. Uno que si consiguió el indulto fue Alfredo Sáez, consejero delegado del Santander, a través del gobierno en funciones de Rodriguez Zapatero, y cuando el Tribunal Supremo dijo que esa no era facultad del Gobierno, el ganador de las elecciones (Mariano Rajoy) legisló para darle amparo. El castigo para el Sr. Sáez fue la indemnización de unos 80 millones de € al jubilarse.

Recorreros con un poco de detenimiento todas las Administraciones y será raro que encontréis alguna limpia de esta lacra, cada una en la medida de sus posibilidades y preguntaros hasta donde llega la capacidad del ciudadano para soportar este permanente maltrato y abuso por parte de las personas elegidas ¿en libertad?  y en  democracia. Una vez hecho esto ,viene la pregunta del millón (en este caso de los millones) ¿QUÉ PODEMOS HACER PARA EVITARLO?.

Solo me queda deciros que cuando busqué en el diccionario la palabra “corrupto” la define como: dícese de lo que está corrompido y a continuación aparece   «Cartago (…) es un imperio de rapiña, que se halla ya corrupto, desmoronándose y acabándose vertiginosamente (Pérez de Ayala)». A la vista de todo lo que estamos viviendo, ¿a que no parece que haya pasado tanto tiempo?.

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