Los ciegos

Tengo el privilegio de vivir en una de las ciudades con mayor calidad de vida (VITORIA-GASTEIZ), en la que la utilización del coche es perfectamente prescindible en el devenir diario (yo sólo lo utilizo para salir de la ciudad); imaginaros lo que significa ir diariamente a trabajar andando y disfrutar el trabajo, volver a casa con parada para tomar algo y charlar con los amigos y, a última hora de la tarde salir a dar un paseo con tu pareja y/o amigos. ¿A que os da un poco de envidia?

Un porcentaje alto de los días me encuentro mientras tomo el café, o me cruzo en la calle, con una mujer de mediana edad, delgadita y de altura mas bien pequeña, en definitiva como otras muchas personas con las que coincides a diario. La gran diferencia con las demás es que esta es ciega y se mueve con una soltura envidiable tanto en la calle como en la cafetería.

Esta facilidad de desenvolverse, sin hacer daño a nadie, en un ambiente para los demás totalmente oscuro, si nos colocan una venda en los ojos, me ha llevado a pensar y dedicar un tiempo a hacer una comparación con un número importante de miembros de esta sociedad que están o se hacen los ciegos mentalmente, aunque ello suponga un daño irreversible para el resto de sus conciudadanos, haciendo primar sus propios intereses sobre los colectivos.

Esa actitud de primar el interés personal frente al colectivo  está presente en todos los estratos de la sociedad; la diferencia está en que mientras las personas de los más humildes no tienen capacidad para hacer daño al resto de sus conciudadanos, los de los más poderosos tienen una capacidad tremenda y la utilizan sin que les tiemble la mano, justificándose con la clásica frase “es mi derecho por que vivimos en una sociedad democrática” y se quedan tan tranquilos (como si no lo hubieran visto).

Todas estas teóricas cegueras se han puesto mucho más de manifiesto en los últimos tiempos de pandemia y elecciones en EEUU. En la pandemia el nº de personas que se han y están lucrando con el dolor ajeno es altísimo, no olvidemos lo que ha significado, en la bolsa, la comunicación de la cercana llegada de la vacuna; ¿cuántos millones se habrán metido en el bolsillo los privilegiados que hayan tenido la información en el momento oportuno? Si nos fijamos en los políticos, a la hora de la gestión, la impresión es que en lo único que están pensando es en la repercusión que sus decisiones van a tener en las siguientes elecciones, no “viendo”, o no queriendo ver, lo que se puede hacer, en cada momento, para mejorar la desastrosa situación en la que se encuentra nuestra sociedad. ¿SE PUEDE LLAMAR A ESTO CEGUERA INTERESADA?

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