Reflexiones en vacaciones VIII: La evolución

Quizás, al ver el título, podáis pensar en múltiples evoluciones de temas publicados anteriormente en esta época del año (las mierdas de los perros que algo han mejorado, el egoísmo de las personas que ha empeorado, etc) y no os equivocáis pues vamos a hacerlo sobre como nos cambia el paso del tiempo tomando como sujeto a mis maravillosos nietos.

Todos los años, cuando llegan estas fechas, tenemos el privilegio de poder pasar con ellos una parte de sus vacaciones que todos esperamos con gran ilusión; y no es precisamente la ilusión lo que ha evolucionado (continua con toda la intensidad del mundo) sino todos, ellos y nosotros. Se nos están haciendo mayores y, aunque parezca mentira, las posibilidades de disfrutarlos van en aumento. Roque y Noah ya están próximos a los 13 a. y Zoé ya ha cumplido los 11 y aquellos arranques de antes de levantarlos fácilmente cuando venían a darte un abrazo van desapareciendo porque ya casi no puedes con ellos (Noah ya tiene mi altura y calza mi mismo número y Roque y Zoé que no son tan altos tienen una estructura más sólida).

Pero no es esa evolución la que este año me ha llamado la atención sino la mental y no sólo la suya sino también la nuestra; a pesar de que su dependencia de las pantallas continua y somos conscientes de que va a continuar y que, intrínsecamente no es malo (si no se abusa), ellos han aprendido a entender que cuando se les dice que ya es suficiente no es para fastidiarles y no protestan como otras veces y nosotros hemos aprendido a tener un nivel de tolerancia superior a otros años.

Sus famosas guerras fratricidas por los motivos más nimios no han desaparecido pero si han disminuido manifiestamente y cuando en pleno fragor de la batalla se les razonan las cosas, ahora son capaces de parar, pensar y asumir las razones que se le ponen encima de la mesa; los caprichos que otros años generaban conflictos éste han sido simplemente caprichos sin importancia. Incluso a mi me ha dado la impresión que se han esforzado más en no dejar tantas cosas tiradas en cualquier esquina y que si lo hacían y se lo decías lo aceptaban con mayor tolerancia.

En todo esto es en lo que de verdad se están haciendo mayores, no vamos a decir adultos pero si que van camino de ello, y nosotros nos encontramos tremendamente orgullosos de poder ayudarles a conseguirlo disfrutando todos juntos del camino. Por todo ello quizás éste haya sido el año en el que más cortas se nos han hecho y más hemos disfrutado de las vacaciones. ¡ ¡ ¡ GRACIAS ENANOS ! ! !

 

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