Terminó el mercadeo. Y, ¿ahora qué?

Si recurrimos al diccionario de la RAE (en su edición del 2010) nos encontraremos con varias acepciones del término DEMOCRACIA:

1- Forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos.

2- Doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder directamente o por medio de representantes.

3- Forma de sociedad que practica la igualdad de derechos individuales, con independencia de etnias, sexos, credos religiosos, etc.

Después de leerlas con detenimiento yo creo que la mayoría podemos estar de acuerdo en que la que más se aproxima a nuestra realidad es la nº 2 en su 2ª forma (por medio de representantes), porque en la 1ª (ejercicio del poder político por los ciudadanos) y en la 3ª (igualdad de derechos individuales independientemente de etnia, sexo y credo religioso etc.) es mejor que no entremos dado que no tienen nada que ver con la realidad actual. En lo que posiblemente ya no estaríamos tan de acuerdo es en la forma de ejercer el poder por parte de los representantes del pueblo y sobre esto me gustaría que reflexionáramos hoy.

Nos hemos pasado más de 2 meses soportando con estoicismo, básicamente en los medios de comunicación, una 1ª fase preelectoral con acusaciones, promesas, críticas etc. y una 2ª postelectoral con todo tipo de reuniones, amenazas, compras, ventas etc.; por fin se han constituido las corporaciones y, a partir del 15/06/15 , ha llegado el momento de que conviertan en realidad las ideas que, teóricamente, cada uno dice tener y el ciudadano “de a pie” se encuentra pensativo y desconfiado esperando ver si son capaces de resolver el puzle que nos han fabricado (ver fotografía).

«Viene un médico a visitar a un enfermo. Lo encuentra tendido en la cama, quejándose mucho y sin querer tomar alimento. El médico lo palpa, le hace preguntas, comprueba que no tiene fiebre: “La que está enferma es el alma”, dice, y se va. Igualmente cada vez que veamos a un hombre que incesantemente se consume por ganar dinero, desolado por lo que gasta, que no retrocede ante nada vergonzoso ni ninguna adversidad para enriquecerse aunque posea casas, tierras, grandes rebaños, esclavos y abundancia de ropa, no podremos calificar de otro modo la enfermedad de ese hombre que diciendo: la que está necesitada es su alma. Para las personas sensatas, la riqueza tiene límites totalmente naturales, y esos límites están indicados por la satisfacción de la necesidad de manera tan precisa como si estuvieran marcados con regla y compás. Pero la avaricia tiene además una característica: es un deseo que combate para no quedar satisfecho, mientras que todas las demás pasiones conspiran por ser satisfechas.»

El párrafo anterior pertenece, junto con otros no menos reales e interesantes, a una pequeña obra titulada ”SOBRE EL AMOR A LAS RIQUEZAS” y fue escrita por alguien que quizás os suene: un tal PLUTARCO hace nada menos que 2000 años. Convendréis conmigo en que continua siendo tremendamente actual.

Aunque pueda pareceros que la cita “no viene a cuento” en el contexto que hemos iniciado la reflexión yo creo que encaja a la perfección puesto que la AVARICIA no solo se da en el ámbito del dinero, también en el del poder, y la política es la mayor fuente de poder. Por eso, cuando se acercan unas elecciones, para ser ellos (los políticos) los representantes que puedan ejercer el poder hacen montones de promesas difusas, que puedan ser justificadas como cumplidas sea cual sea la actuación posterior y, una vez con la representación en sus manos establecen pactos de poder con quien sea, incluso con los que previamente tenían planteamientos totalmente opuestos a los suyos, justificándose con que es lo que quiere el ciudadano que les votó y al cual previamente no le habían dicho absolutamente nada de eso para que lo autorizara.

Todo eso es lo que hemos vivido y sufrido en los últimos 2 meses: ventas de alma al diablo para conseguir el máximo poder posible, Y ¿para qué quieren ese poder?; pues muy sencillo, para poder manipular al ciudadano con mayor facilidad, alienándolo, limitándole la capacidad de crítica a través de una educación diseñada para ello etc y a través de todo eso conseguir más poder. Y no lo duden, en esto no hay buenos y malos, aquí son todos malos, todos buscan lo mismo sea cual sea su color y su forma de pensar y para conseguir salir de esta espiral yo creo que sólo hay una fórmula con varios puntos de actuación: 1- SER CRITICOS con coherencia y de forma firme y razonada. 2- OBLIGARLES A INCLUIR EN LA LEGISLACION LIMITACIONES A SU PODER, con una limitación de mandatos y un cese de los privilegios legales de los que disfrutan. 3- MODIFICAR LA LEY ELECTORAL para que el poder elegir a las personas resida en los ciudadanos y no en los partidos: listas abiertas, fecha fija de elecciones, 2ª vuelta en situaciones concretas etc. Nunca olviden que la capacidad de manipulación que tienen es increíble (son inteligentes, muchos están formados y no tienen escrúpulos) y aunque lo que le digan parezca que va a favor nuestro no se lo crea sin un análisis profundo pues a pesar de lo que aseguran sus intereses no son los nuestros.

Ahora nos queda una legislatura autonómica y municipal completa en la que me gustaría que todo el mundo reflexionara sobre estos conceptos y otros muchos que seguro olvido y que cada uno saque conclusiones (con honestidad y sin engañarse) y al final actúe en consecuencia; ya se que no resulta fácil y, a veces, puede presentarnos dificultades por represalias pero creo que al final valdrá la pena y, sobre todo, podremos dormir tranquilos porque hemos hecho lo correcto para el conjunto de la sociedad. Lo que en absoluto quiero decir con esto es que montemos una revolución de consecuencias imprevisibles: hagámoslo firmemente pero con sentido comun. Cuando lleguemos a ellas hablaremos de las Generales; mientras tanto sed felices dentro de las posibilidades.

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